Postoperatorio Implante Coclear

Después de pasar por el despacho del Doctor Ropero y decirnos que todo había salido bien, solo una persona entraba a la sala de despertar, así que entré yo. Recuerdo que me moría de ganas por verla y comérmela a besos.

Cuando entré en la sala del despertar ahí estaba ella, diminuta en una camilla que parecía gigante. Dormidita, con su carita un poco hinchada y las vendas por casi toda su cabecita. En cuanto la vi todos los nervios se fueron y me impactó mucho verla, por lo que no pude evitar emocionarme.

Se despertó unas tres veces, vomitaba mocos y un poco de sangre, casi nada. Estaba adormilada pero me veía y me pedía que la cogiera y yo como podía, intentando no hacerle daño la cogía. Para mi, fue uno de los momentos más difíciles, me daba mucha pena verla así.

Allí en el despertar estuvimos poco más de 1h, cuando Adriana se empezó a espabilar fue cuando nos mandaron a la habitación. Allí estaba un poco decaída, lo normal. Ella pedía agua todo el rato, pero hasta que pasaran unas horas no podía ingerir nada, y esto fue bastante complicado al final tuvimos que darle un poco antes porque no paraba de llorar.

Lo primero que pudo comer fue un yogur que le dimos despacito para evitar que le sentara mal y vomitara. Cuando vimos que esto lo digirió bien, pudimos darle pequeños sorbitos de agua. A la hora de cenar, le trajeron una sopa de fideos que Adriana la comió super bien. La noche la pasó bastante bien.

Al día siguiente se despertó como si nada y estuvo todo el tiempo jugando, menuda alegría verla mucho más animada. Parecía mentira que se estuviera recuperando tan bien después de haber visto el postoperatorio de su compañera de habitación. Esa mañana la vio el otorrino, le quitó las vendas, le hizo la primera cura y le puso unos parches.

Ese mismo día nos dieron el alta, yo no podía ni creérmelo que 24h después de haber sido operada ya íbamos camino a casa.

Una vez en casa hacíamos nosotros las curas y le quitamos los parches. La cicatriz que le queda es diminuta y está justo atrás de sus orejas. Nosotros no tuvimos que cortarle el pelo, en el mismo quirófano le cortaron los pelos que había alrededor de la oreja y eso con el tiempo fue creciendo e igualándose.

Adriana estuvo una semana sin ir al cole, por tema de seguridad de que se fuera a golpear o algo. Después fue con normalidad, usando sus audífonos hasta que le activaron los Implantes Cocleares.

Es increíble lo fuertes que son los niños, lo bien que se recuperan ante situaciones en las que una persona adulta tarda días.

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