Después de un diagnóstico lo único que esperas es el siguiente paso. ¿Y ahora qué?
Pasan días, semanas, incluso meses esperando una fecha. Mientras, te haces la idea de cómo va a cambiar todo, aunque nada será tan cercano como la realidad.
Estos meses que han pasado desde el diagnóstico hasta la operación lo he tomado como una tregua, como unas “vacaciones”. Se hace eterno esperar una fecha, pero es tan necesaria esa espera. Es el momento que tenemos para ir aceptando todo, ir despidiendo esta vida para dar comienzo a una nueva con implantes.
Quizás esto parezca algo dramático, pero es así. La vida cambia para tu hijo y cambia para todo el mundo que le rodea.
Ahora que se acerca la fecha de la activación soy un carrusel de emociones. Nerviosa porque llegue el día y por fin pueda oírnos. Preocupada por que quiera usarlos y no se los quite. Ansiedad por empezar a trabajar con él y ver evolución… Pero antes de hablar de activación, lo mejor sería contaros qué tal fue su operación.
A Thiago lo operaron el pasado 26 de Abril. Tenía que estar en ayunas 5 horas antes de la operación, así que sobre las 2 de la mañana le dimos un biberón. Llegamos temprano al hospital y hasta las 8 no nos dieron habitación. Antes de bajar a quirófano a Thiago le dieron un jarabe para relajarlo. A las 8:30 estábamos en las puertas de quirófano esperando. Antes de entrar solo dejan pasar a un familiar y allí salió el anestesista y estuvo haciéndome algunas preguntas.
A Thiago ya le había hecho efecto el jarabe y estaba súper risueño, tengo una imagen súper bonita guardada en mi cabeza de él antes de entrar. Para mí fue muy relajante verlo así feliz, sin darse cuenta de lo que estaba pasando.
La operación duró toda la mañana, 5 horas, que fueron eternas.
A la sala del despertar solo pasa un familiar y entré yo. Después me arrepentí de no haber dejado entrar a mi marido. Thiago estaba súper molesto, se movía mucho. No estuvimos mucho tiempo allí, pero el rato que estuve me destrozó la espalda y los brazos.
Estuvo desde entonces molesto todo el día. Solo quería dormir en brazos y no podíamos dejarlo ni un segundo en la cama porque se ponía a llorar. Bueno, en realidad cualquier cosa le hacía llorar. Así que no nos quedó de otra y mi marido se quedó también para poderme ayudar.
La comida la digirió bien, pero no tenía mucho apetito. A la mañana siguiente empezó a darle unas décimas de fiebre y a sangrarle la nariz. Nos dijeron que era normal y le dieron el alta.
Los primeros días pasó mala noche, despertándose mucho y estuvo más inquieto. Seguimos haciéndole las curas en casa y a la semana de operarlo tenía revisión y le quitaron los parches, ahí empezó a estar más cómodo. A las dos semanas ya podíamos mojarle la cabeza sin problemas.
La recuperación de Thiago no ha tenido nada que ver con la de Adriana. A ella prácticamente es que parecía que no la habían operado. Quizás tiene algo que ver que Thiago ha estado ingresado 3 veces en el hospital y dos de ella para operarlo. Todo esto con 13 meses, imagino que el cuerpo está cansado.
Thiago es un súper campeón.