Una de las primeras cosas que hacemos los padres cuando recibimos la noticia de que nuestro hijo es sordo, es buscar información de todo tipo, el aprendizaje, las ayudas técnicas… Cuando pasé por eso, recuerdo que encontré muy poco contenido y la gran mayoría de dudas, por no decir todas, las consultaba con los médicos cada vez que teníamos cita.
Una de las preguntas que quizás más he preguntado, y me he preguntado, es porqué mi hija es sorda. Recuerdo que un médico me dijo una vez que quizás podría llegar a saberlo o quizás nunca lo haría.
En nuestra familia no hay ningún antecedente de hipoacusia y Adriana pasó los potenciales cuando nació. No sé si fue perdiendo la audición poco a poco, si nació así y la máquina de los potenciales no era tan certera, si la perdió en una otitis que tuvo, si tuvo algún otro problema que hizo que la perdiera… A día de hoy sigue siendo una incógnita y a veces es una información que como madre me falta, y que a veces necesito saber.
Nos hicimos la prueba de genética y como ya sabíamos, no ha sido por eso. Intentamos ir tachando cosas de la lista, pero desgraciadamente no hay pruebas para tachar todas esas incógnitas. Sé que hay un 99% de posibilidades de nunca saber qué pasó para que Adriana perdiera su audición.
A veces, cuando necesito encontrar respuestas, miro vídeos de mi hija y repaso prácticamente toda la cronología desde que nació hasta que supimos que era sorda. Hacer esto no me ayuda de mucho realmente porque hace que tenga muchas más dudas. Hay vídeos donde Adriana se gira cuando le hablo y hay vídeos con esa misma edad donde no lo hace.
Durante el embarazo tuve muchos problemas y a veces pienso que alguno de esos problemas ocasionó la perdida auditiva. También he leído sobre el CMV (el citomegalovirus) y me deja con muchas dudas.
Sé que no soy la única madre que se cuestiona esto y sé que no tener una respuesta te hace, a veces, sentirte culpable. Quizás es hora de comprender que hay cosas que pasan en la vida que no tienen una explicación y que por más que queramos hay cosas que son inevitables. Que como madres no tenemos la culpa de todo lo que le pasa a nuestros hijos, que a veces no hay respuestas y no por eso tenemos que tener una actitud negativa.
A mi, a día de hoy, todavía me cuesta entenderlo, pero la miro y se me despejan todas las dudas. No sé porque Adriana es sorda, no lo sé y nada va a cambiar aún sabiéndolo. Lo que si sé es que tengo mucha suerte de ser su madre, me cambió la vida cuando nació y me la cambió cuando supe que no oía mi voz. Gracias a ella soy otra persona, más madura, más fuerte, mejor. Sin duda alguna, su condición me ha echo conocerla mejor, de una manera diferente y sobre todo a ver el mundo a través de sus ojos.